viernes, 29 de marzo de 2013

Fiestas populares: eventos estratégicos para el turismo.

Las fiestas populares forman parte del patrimonio intangible de las comunidades, representando manifestaciones de su memoria y de su vida colectiva, fundamentales para generar lazos de sociabilidad y definir su identidad. Esto significa que estas obras colectivas se transmiten de forma oral, razón por la cual tienden a modificarse con el transcurso del tiempo por medio de un proceso de recreación comunitaria.
Respondiendo a su índole efímera, este patrimonio se caracteriza por ser altamente vulnerable, por lo tanto, las fiestas populares constituyen un atractivo turístico que requiere una consideración especial para su desarrollo.
En tal sentido, se estima conveniente tener en cuenta que la comunidad que las concibe compromete en ellas, más allá del interés económico, su propia existencia, invitando al turista a integrarse a la misma en el momento de mayor expresión de su identidad.
En cuanto al origen de estas celebraciones, es difícil precisarlo. Generalmente cuando ocurre algún acontecimiento que provoca gran satisfacción, se organizan fiestas para expresar placenteramente esas emociones positivas. El desarrollo de este tipo de eventos, contribuye a la preservación y puesta en valor de la identidad local, el folklore[1], los recursos históricos y artísticos, siendo la ocasión para reafirmar y expresar la pertenencia de las personas a cierta comunidad. En relación a sus beneficios, tiende al crecimiento económico de las regiones, al desarrollo y promoción social, comprometiendo, muchas veces, un fuerte impacto en la economía local.

[1] El folclore,  folclor, folklore o folklor, (del inglés folk, "pueblo" y lore, "acervo" "saber" o "conocimiento") es la expresión de la cultura de un pueblo: cuentos, música, bailes, leyendas, historia oral, proverbios, chistes, supersticiones, costumbres, artesanía y demás, común a una población concreta, incluyendo las tradiciones de dicha cultura, subcultura o grupo social.